Lamentablemente, en nuestra sociedad aún persisten numerosos mitos y estereotipos que discriminan y marginan la sexualidad de determinados grupos. Uno de estos grupos son las personas con discapacidad, un colectivo que abarca más de mil millones de individuos en todo el mundo.
Muchas veces, se asume erróneamente que las personas con discapacidad no tienen o no deberían tener una vida sexual activa. Nada más lejos de la realidad. Estas creencias erróneas no solo les niegan su derecho a la intimidad y al placer, sino que también les impiden acceder a información y servicios de salud sexual adecuados.
Es momento de desmitificar algunas de estas ideas equivocadas:
Mito 1: «Las personas con discapacidad no tienen deseos sexuales».
Realidad: Todas las personas, independientemente de sus capacidades físicas o mentales, tienen necesidades y deseos sexuales.
Mito 2: «El sexo entre personas con discapacidad es inapropiado o inmoral».
Realidad: La sexualidad de las personas con discapacidad es tan válida y digna de respeto como la de cualquier otra persona.
Mito 3: «Las personas con discapacidad no pueden tener relaciones sexuales satisfactorias».
Realidad: Con los apoyos y adaptaciones adecuados, las personas con discapacidad pueden disfrutar de una vida sexual plena y satisfactoria.
Mito 4: «Las personas con discapacidad no pueden ser padres o madres».
Realidad: Muchas personas con discapacidad son capaces de concebir y criar hijos de manera responsable y amorosa.
Es momento de romper estos prejuicios y reconocer la dignidad y los derechos sexuales de las personas con discapacidad. Ellas merecen poder explorar y disfrutar de su sexualidad sin ser juzgadas o discriminadas.
¡Sumáte a esta lucha por la inclusión y la igualdad!

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