Hola V Bliss,
Mi nombre es Andrés y soy un mexicano de 27 años que tuvo una experiencia de amor de verano que aún me deja con el corazón acelerado.
Hace un par de años, tuve la oportunidad de trabajar como bartender en un exclusivo club de Londres durante los meses de verano. Fue una experiencia increíble que me permitió conocer a gente de todo el mundo y vivir una verdadera aventura.
Una noche, mientras servía cócteles a los clientes, mis ojos se cruzaron con los de una hermosa mujer inglesa que me dejó completamente cautivado. Su nombre era Joanne y tenía una sonrisa que iluminaba toda la habitación.
Desde ese momento, no pude dejar de observarla cada vez que se acercaba a la barra. Poco a poco, nos fuimos acercando, entablando una conversación amena y fluida. Descubrí que Joanne era una abogada apasionada por su trabajo, pero que también amaba disfrutar de la vida.
Una noche, cuando el club estaba a punto de cerrar, Joanne se acercó a mí y me dijo: «¿Te gustaría acompañarme a tomar algo?». La emoción y la adrenalina recorrieron todo mi cuerpo mientras asentía con una sonrisa.
Terminé mi turno y salimos juntos del club. Caminamos por las calles de Londres, riendo y charlando como si nos conociéramos de toda la vida. Finalmente, llegamos a un pequeño bar acogedor, donde nos sentamos a disfrutar de un par de tragos.
La conversación fluía con naturalidad y pronto nos encontramos acercándonos cada vez más. Nuestras miradas se cruzaban con una intensidad que parecía electrizar el ambiente. Y entonces, sin previo aviso, Joanne me besó.
Fue un beso apasionado y lleno de urgencia, como si ambos hubiéramos estado conteniendo ese deseo durante demasiado tiempo. Nos besamos durante lo que parecieron horas, olvidándonos por completo del mundo que nos rodeaba.
Esa noche, Joanne y yo nos entregamos a una noche llena de pasión. Compartimos momentos íntimos y memorables, disfrutando de la emoción y la adrenalina de un romance de verano.
Pero, como suele suceder, la magia tuvo que llegar a su fin. Cuando terminó mi contrato en el club, tuve que regresar a México. Joanne y yo nos despedimos con lágrimas en los ojos, conscientes de que probablemente nunca volveríamos a vernos.
A pesar del dolor de la despedida, guardo esos recuerdos con un cariño especial. Joanne fue una chispa de luz en mi vida, una conexión única que me hizo sentir vivo y emocionado. Y aunque no sé si volveré a encontrarla, sé que siempre vivirá en mi corazón.
Andrés

Deja un comentario